TRABAJO FINAL
“Juicio y castigo” es el lema más resonante dentro del contexto de lo que es hoy en día la búsqueda más esperada y ansiada de justicia que se ha experimentado en la historia de nuestro país. Muchas idas y venidas en la historia: juicio a las juntas, obediencia debida, punto final, indultos… Mientras los familiares de las 30000 personas desaparecidas en la última dictadura militar seguían pugnando por una justicia efectiva, por un verdadero juicio, y por un castigo real a todos y cada uno de los responsables de aquellas atrocidades ocurridas entre 1976 y 1983.
En el año 2003 se reabren las causas y se impulsa el enjuiciamiento de los responsables, que ya estaban en su vejez, muchos en un precario estado de salud, y otros que durante todas las idas y vueltas, fallecieron. Es decir, comenzó, a lo largo de todo el país, nada más ni nada menos que el enjuiciamiento a los responsables por crímenes de lesa humanidad encabezados por la Triple A y por el gobierno del “Proceso de Reorganización Nacional”. Estos juicios poseen una gran carga emocional y simbólica para los familiares de las víctimas, así como para aquellos que fueron secuestrados y torturados pero liberados vivos. Los primeros, pugnaron por justicia todos estos años, como una forma de apaciguar su dolor por aquellos familiares y/o amigos que ya no vuelven; los segundos, muchas veces prefieren no recordar, pero colaboran como testigos o como querellantes, buscando justicia en nombre de aquellos que hoy no pueden hablar.