lunes, 5 de diciembre de 2011

Un paso más en el camino hacia la justicia

TRABAJO FINAL

“Juicio y castigo” es el lema más resonante dentro del contexto de lo que es hoy en día la búsqueda más esperada y ansiada de justicia que se ha experimentado en la historia de nuestro país.  Muchas idas y venidas en la historia: juicio a las juntas, obediencia debida, punto final, indultos… Mientras los familiares de las 30000 personas desaparecidas en la última dictadura militar seguían  pugnando por una justicia efectiva, por un verdadero juicio, y por un castigo real a todos y cada uno de los responsables de aquellas atrocidades ocurridas entre 1976 y 1983.
En el año 2003 se reabren las causas y se impulsa el enjuiciamiento de los responsables, que ya estaban en su vejez, muchos en un precario estado de salud, y otros que durante todas las idas y vueltas, fallecieron. Es decir, comenzó, a lo largo de todo el país, nada más ni nada menos que el enjuiciamiento a los responsables  por crímenes de lesa humanidad encabezados por la Triple A y por el gobierno del “Proceso de Reorganización Nacional”. Estos juicios poseen una gran carga emocional y simbólica para los familiares de las víctimas, así como para aquellos que fueron secuestrados y torturados pero liberados vivos. Los primeros, pugnaron por justicia todos estos años,  como una forma de apaciguar su dolor por aquellos familiares y/o amigos que ya no vuelven; los segundos, muchas veces prefieren no recordar, pero colaboran como testigos o como querellantes, buscando justicia en nombre de aquellos que hoy no pueden hablar.

La memoria ¿Tiene forma de justicia?

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            Justicia y verdad son tomadas como una misma cosa a la hora de hablar sobre los juicios a los militares de la última dictadura que vivió el país. Y si no lo son, parecería que se implican mutuamente, que van juntas, de la mano, caminando paso a paso contra la impunidad. Pero su andar es lento y casi siempre necesita de empujoncitos para avanzar.

Seis eslabones de la cadena del terror

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Un banquillo de acusados ocupado por seis hombres. Acusados por un pasado oscuro, violento, cruel, inhumano. Un pasado que lamentablemente no construyeron solos, sino con el respaldo de muchos más como ellos, que siguieron una política, un modelo, un objetivo.
Se trata de Ramón G. Díaz Bessone, José R. Lofiego, Mario A. Marcote, Ramón R. Vergara, José C. Scortechini y Ricardo M. Chomicky, quienes están siendo juzgados actualmente y desde el 21 de julio de 2010 en el Tribunal Oral Federal Nº 2 de la ciudad de Rosario. Este juicio forma parte de la 'mega causa Díaz Bessone' (ex Feced) y se trata en realidad de una elevación parcial a juicio oral, ya que sólo se juzgan parte de los ilícitos cometidos durante la última dictadura militar en Rosario, Santa Fe y zona de influencia.

Servicio de Informaciones: ¿Odiamos realmente a ese lugar?

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“Cuando entrabas  te decían: ‘llegaste al infierno’; y después te decían que estabas en el purgatorio, ‘porque nosotros podemos decidir si vivís o no vivís’…”, explicaba Eduardo Vivono, víctima de la Dictadura Militar.

El Servicio de Informaciones (SI), esa antesala, o sala de espera de la desaparición o muerte. Edificio escalofriantemente grande, situado en San Lorenzo y Dorrego, lugar donde, desde 1976 hasta 1979, funcionó como centro clandestino de detención a cargo de Agustín Feced, comandante de gendarmería. Allí se alojaron entre 1800 y 2000 secuestrados de la ciudad de Rosario y alrededores.

Dictadura militar Argentina: convivir con la muerte

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El diccionario de la Real Academia Española define la palabra tortura como Grave dolor  físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo.”  Entre 1976 y 1983 se llevo a cabo en Argentina el “Proceso de Reorganización Nacional”  que fue una operación integral de represión cuidadosamente planeada por la conducción de las tres armas y ejecutada de modo sistemático en todo el país.  Se trató de una operación dividida en cuatro momentos principales: el secuestro, la tortura, la detención y la ejecución.

La Cultura en los tiempos de odio.

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“Un país sin cultura es como una persona sin alma.” Frase muy cierta que llama a la reflexión. La cultura es, sin duda,  el alma de los pueblos y es a través de ella que una sociedad logra expresarse.  Formalmente, la cultura es definida como el conjunto de todas las formas, modelos o patrones, explícitos e implícitos, a través de los cuales una sociedad se manifiesta. Entre otras, una forma de manifestarse, es a través de los medios masivos de comunicación. Pero, ¿qué pasaba durante la última dictadura militar con los medios en particular, y en la cultura en general? Desde lo más alto del poder se dispuso una estrategia para utilizar todo lo referido a la cultura y a los medios, por un lado, para la construcción y circulación de la ideología oficial; y por el otro para silenciar y apagar a las voces opositoras. Se utilizaba  para mostrar al país y al mundo que no sucedía nada, como también  para generar medio entres quienes si sabían que algo pasaba.