Militantes al ataque: Carteles, discursos y violencia

“¿Tenés un minutito? ¿Te puedo comentar los proyectos de Franja?” “¿Te contaron la propuesta de ALDE?” “En ‘la Mariano’ queremos que nos voten por lo que hicimos y no sólo por lo que prometemos” “¡Votá por un Centro independiente de las autoridades!” “¡Vamos por un comedor  universitario comunitario!” “Nosotros estamos con las autoridades, porque creemos en el trabajo en conjunto con ellas.” “Mantuvimos la copia a siete centavos.” “Hicimos viajes, congresos, cátedras libres, marchas…” “¡Somos la mejor opción para la conducción del Centro de Estudiantes en el 2011!”

Todo esto es lo que escuché las últimas semanas al entrar con mi peor cara de dormida a la facultad a las ocho menos cinco de la mañana. Todos estos días al llegar al aula en la que cursaba ya estaba despabilada, con los ojos bien abiertos y hasta ya cansados nuevamente de la cantidad de colores, letras, carteles y personas que en esos dos minutos veía.

Los primeros días fue novedoso, incluso interesante. La facultad hasta se veía más linda con la entrada colorida, llena de carteles pintados, cuando normalmente entro a un edificio aburrido, despintado y viejo. Adentro me recibían muchos amistosamente como nunca, me saludaban con un beso, me averiguaban dónde cursaba, con quién, cómo, cuándo y hasta por qué.

Con el correr de los días empecé a comprender el por qué de tanta simpatía repentina: estábamos en época de campaña, se estaba por elegir a los conductores del Centro de Estudiantes y este año además, se votaba a los integrantes representantes de los alumnos en el Consejo Directivo.

Al acercarse el cinco, seis y siete de abril, días en que se llevaban a cabo las elecciones, aumentaba no sólo la cantidad de simpáticos sino también la de carteles que apenas permitían caminar por los pasillos. Rojo, verde y azul no son los tres colores primarios, pero parecían serlo en la Facultad de Ciencias Políticas y RRII. Esquivando, agachándome y mirando para abajo es como logré entrar los últimos días previos a las elecciones, época para la cual ya tenía todos y cada uno de los folletos, carteles y discursos casi memorizados, aparte de mi decisión ya tomada. Los militantes de las diferentes agrupaciones no dejaban de hablarnos a los que en esas setenta y dos horas que se venían teníamos el poder de elegir a una u otra agrupación de las que ellos pertenecen, por lo que utilizaban todas sus ‘armas’ de convencimiento.

Entre esas armas estaban las expresiones de los proyectos que logró llevar a cabo cada agrupación y las propuestas para este nuevo año. Pero además muchos empleaban otra herramienta, que tensaba aún más el clima en la facultad: la violencia verbal.

Los alumnos recibíamos al ingresar a la facultad una lluvia de papeles y discursos políticos que no sólo constaban de la manifestación de cualidades y méritos propios de cada una de las agrupaciones, sino que además referían agresivamente a las demás. En muchos casos esta agresión era explícita, empleando frases como “¿Sabés qué une a la Franja y el kirchnerismo? Los intereses que tienen en el Rectorado” o refiriéndose a la facultad como “un gigantesco aparato político y clientelar”. En otros casos la violencia era implícita, pero denigrante al fin. Ejemplo de esto es la utilización de gráficos e imágenes con epígrafes ambiguos representativos de las demás agrupaciones, rebajando así a la competencia.

Luego de esos días de locura en los que la facultad pareció ser una selva en la que regía la “ley del más fuerte”, del más convincente y lamentablemente pareciera que la del más violento, finalmente se dieron a conocer los resultados de la votación: Ganó la conducción del Centro de Estudiantes para el año 2011 el Frente Estudiantil de Unidad Rodolfo Walsh (FEU), compuesto por las agrupaciones ALDE, Santiago Pampillón y unidos recientemente a éstos, Proyecto Sur. Asimismo, resultaron electos en su mayoría los representantes postulados también por el FEU para Consejeros Estudiantiles.

Triunfó una de las agrupaciones que más empleó la violencia para con las demás a la hora de llevar a cabo su campaña…¿Coerción o política?

Macarena Rodrigo